Con la participacion de Lucila Osorio, líder del Grupo de Investigación en Área Temática de Transformación de la Industria del Comercio al Detalle.
El cambio climático y el agotamiento de recursos naturales son retos globales que exigen soluciones inmediatas. En este contexto, la industria de la moda, conocida por ser una de las más contaminantes, se enfrenta a una presión creciente para adoptar prácticas sostenibles.
Una respuesta a este desafío es el impulso de la moda de segunda mano, que no solo reduce el desperdicio textil, sino que también disminuye la demanda de nuevos productos, aliviando la carga sobre los recursos naturales.
Con la idea de conocer mejor el mercado potencial que representa la compraventa de ropa denominada de segunda mano, el papel de las plataformas digitales en su expansión y los obstáculos para que crezca en términos reales, la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey realizó el estudio “Plataformas de moda de segunda mano. Explorando factores que afectan su adopción”.
Este reporte, encabezado por los profesores Andreas M. Hartmann, Diana Kolbe y María Lucila Osorio, es un esfuerzo colaborativo de diferentes grupos de investigación de la institución en las áreas temáticas de Estrategia Organizacional; Producción, Comercialización y Consumo Responsable; y de Transformación de la Industria del Comercio al Detalle.
Lucila Osorio, investigadora del Centro de Comercio Detallista de la Escuela de Negocios del Tec, considera que la compraventa de moda de segunda mano que es percibida como una práctica de consumo sostenible, y con el advenimiento del comercio electrónico y las plataformas digitales "se amplían las posibilidades de extender la vida útil de los productos textiles para reducir su impacto ambiental. Con esta investigación hemos querido explorar los factores que impulsan la adopción de esta alternativa de mercado para personas de clase media que pueden tomar los roles tanto de vendedoras como de compradoras”.
Más que una tendencia, un movimiento
La investigación se enfocó principalmente en mujeres por ser el segmento de la población que más participa en la compra y venta de moda de segunda mano. Se destaca la percepción positiva hacia esta práctica como sustentable y con un alto grado de consciencia respecto a los impactos ambientales de la industria textil.
Entre los hallazgos, se indica que el 67% de las participantes compró algún producto de moda de segunda mano en el último año y que el 57% lo hizo para uso personal.
Además, se informa que la ropa es la categoría de productos de moda más comprada, y dentro de esta, con un 90%, sobresale la de tipo casual; el otro 10% lo componen la ropa de fiesta, la deportiva y la formal para el trabajo.
Motivos para la compra de moda usada:
⦁ Factor económico: Con precios más accesibles en comparación con los artículos nuevos.
⦁ Factor ambiental: Contribución a prácticas de consumo más sostenibles y reducción del impacto ambiental.
⦁Acceso a prendas diferentes o exclusivas: Posibilidad de encontrar piezas que no están disponibles en las tiendas convencionales.
Y es que, la ropa de segunda mano ha pasado de ser una opción marginal a convertirse en un movimiento global que aboga por un consumo más consciente. Cada vez más personas reconocen que la adquisición de ropa usada no solo es una forma de ahorrar dinero, sino también una manera de reducir su huella de carbono. La reutilización de prendas extiende la vida útil de los productos, evita que terminen en vertederos y reduce la necesidad de producir nuevos artículos, que a menudo requieren grandes cantidades de agua, energía y productos químicos .
Impacto ambiental y social
El impacto positivo de la moda de segunda mano es innegable. Cada prenda reutilizada representa una reducción directa en la producción textil, lo que significa menos emisiones de CO2 y un menor uso de agua y productos tóxicos. Además, la moda de segunda mano promueve una economía circular, donde las prendas tienen múltiples ciclos de uso, minimizando el desperdicio y fomentando la responsabilidad social , se indica en el estudio.
Desafíos y oportunidades
En la investigación también se menciona que a pesar de sus beneficios, la moda de segunda mano enfrenta retos significativos, como la percepción de que las prendas usadas son de menor calidad o poco higiénicas.
Sin embargo, estos obstáculos se están superando a medida que más consumidores adoptan una mentalidad consciente y las plataformas digitales mejoran la calidad y la presentación de los productos. Además, el auge de estas plataformas facilita el acceso a prendas de alta calidad a precios accesibles, incentivando a un mayor número de personas a unirse al movimiento .
Respecto a los canales de compra, se indica que la mayoría (64%) utiliza al menos dos diferentes. Los principales siguen siendo los físicos, como los mercados, tianguis o bazares temporales (78%); tiendas especializadas (38%); y eventos (25%) que son organizados de manera irregular y generalmente se difunden a través de redes sociales.
En cuanto a los canales digitales, predomina el uso del marketplace en plataformas como Facebook e Instagram, con un 39% de las encuestadas que ha utilizado estos medios, y la penetración de sitios especializados, como GoTriender o Troquer.
En cuanto a la venta, el informe revela que 39% de las participantes comentó haber vendido algún producto de segunda mano, predominando la ropa y zapatos, con ganancias hasta de mil pesos, todo ello en el último año. Entre las motivaciones para vender moda de segunda mano, además de los factores económico y ambiental, resalta el social y el hecho de que se trate de una actividad en tendencia.
A decir los autores, los modelos de negocio para la ropa de segunda mano podrían evolucionar hacia una especialización por categorías y marcas o para grupos etarios mejor definidos, como los infantes.
Otra alternativa es que las plataformas de compraventa podrían intentar asociarse con empresas establecidas (una marca productora o una cadena de distribución). También, se identifica que las herramientas digitales podrían seguir prosperando por su potencial de democratizar la moda y aumentar la conciencia sobre los impactos de su producción ultrarrápida, lo que daría un paso importante hacia un futuro más sostenible.
Publicado originalmente en Milenio.